ANOTACIONES
Dice Ignacio:
" al que rescibe los exercicios mucho aprovecha entrar en ellos con grande ánimo y liberalidad con su Criador y Señor, ofreciéndole todo su querer y libertad, para que su divina majestad, así de su persona como de todo lo que tiene se sirva conforme a su sanctísima voluntad."1. El deseo debe ser grande y la ofrenda generosa. Esto es fundamental, hacer los Ejercicios con un deseo intenso de conocer mejor a Dios, de establecer una relación con El, de intimar con el Creador. Debemos estar en la disposición de conocerlo y sobre todo, de dejarnos "afectar" por El. Es por tanto, un proceso más afectivo que racional. De tal modo que permitamos ser transformados por su afecto en nuestro afecto. Así, nuestras preferencias cambiarán y asumiremos los "ojos de Dios" al ver el mundo, a los otros y a nosotros mismos.
2. En lo que toca al Principio y Fundamento se trata de dejar que el Amor del Creador penetre en nuestro más íntimo ser. Al imaginarnos el momento de nuestra creación y experimentar la inmensidad de la bondad que nos concibió, nos sentimos amados totalmente y quizás como nunca antes. Se torna este ejercicio en una revelación de amor, como si un enamorado oculto nos dijera: "te amo y siempre te amaré."
3. En mi situación particular, sentirme amado de una manera tan inmensa ha cambiado mis perspectivas de vida. Primero es que fue sorpresivo para mi el experimentar que alguien (quien fuera) pudiera amarme de ese modo. Segundo fue, que de tanto y tanto sentirlo, llegué a creerme valioso y especial. Tercero, que este sentimiento de ser valioso (autoestima) pienso me liberó un poco para atender a otros como "especiales" también. Cuarto, fue que comencé a ver el mundo como bueno, como mi amigo, como mi auxilio y ya no me pareció tan amenazante como antes y sí como un tesoro abundante de recursos.
4. En fin, que la vivencia del Amor es liberadora, alegre y expansiva. El Amor, si asentimos a ello, porque nuestra libertad es suprema, cambiará nuestro sentir, nuestro pensar y nuestro actuar. Nos llevará a una mayor autovalía, gran alegría y desarrollo de nuestros talentos. Eso aparenta ser el deseo de Dios para nosotros. Así nos salva y salvándonos, salva a otros.